5º Entrada - TAREA FINAL Unidad 2: Cuento coeducativo

 

Para culminar la unidad 2, nos piden a las y los integrantes del curso, un cuento coeducativo sin estereotipos de género. Aquí va el mío.

¿Cómo crearíamos un mundo mejor?

Era ya casi de madrugada. Mientras sus padres dormían tras un largo día de mudanza y el gran trabajo que había hecho toda la familia en equipo, Sara y Víctor, se replanteaban con nervios y con inquietud cómo sería su primer día de cole en un pueblo nuevo. Ambos eran gemelos, cursaban 4º de primaria y tenían muchas cosas en común, especialmente crear y reflexionar sobre espacios en los que todos los niños y niñas del mundo pudieran sentirse bien, con seguridad y con todo el amor y cariño del mundo (qué menos que toda la infancia viviera en un entorno que les permitiera desarrollarse). 

Sara era parlanchina y asertiva, su discurso era convincente y muchas de sus amigas le pedían siempre consejos. Además, su personaje preferido era Pippi Calzaslargas (desde muy pequeña ella y su hermano habían leído a Astrid Lindgren gracias a sus padres) y deseaba en el futuro vivir en conexión con la naturaleza y que los seres humanos respetaran el medio ambiente. Víctor, en cambio, rompía con todos los modelos de las impuestas masculinidades hegemónicas, un niño sensible y cuyo mayor sueño consistía en dedicarse a un trabajo que implicase cuidar y ayudar a las demás personas. Incluso era de los pocos niños que se atrevió a pintarse las uñas de colorines. 

Víctor encendió la luz tenue de la mesita de noche y despertó a su hermana, la cual tenía miles de mechones tapándole los párpados.

- Pssst, Sara,...¡Sara!

- Pensé que estabas durmiendo - bostezó la niña con los ojos entreabiertos. - ¿Qué te pasa? ¿Tampoco puedes dormir?

- Me encuentro muy nervioso. Creo que voy a vomitar. - contestó Víctor con voz preocupante.

- ¡Anda ya! - se rió su hermana - No te preocupes, estoy segura de que conoceremos a amigos y amigas nuevos.

- Pues tengo mucho miedo, la verdad... - respondió el niño cabizbajo. - No sé cómo reaccionarán viéndome con las uñas arcoiris. 

- Seguro que les encantas, Vic. - Sara besó a su hermano en la mejilla. Se metió con él en la cama para intentar quitarle la preocupación. - Además, las uñas pintadas significan creatividad. Creo que no hay nadie como tú. Papá y mamá están muy orgullosos de tus uñas de arcoiris, ¡y lo sabes!

- Ya Sara, pero no sé cómo reaccionarán los nuevos compañeros...si yo creara un mundo ideal, haría que nadie juzgase nuestra apariencia. - sus ojos verdes se iluminaron con el resplandor de la lamparita. 

- Y que todas las niñas y los niños nos podamos expresar como sintamos. - dijo la niña asertiva.

- Que todos los niños y niñas tengamos los mismos derechos y no suframos acoso ni discriminación en nuestro trabajo. Mira mamá la de veces que se ha puesto en huelga por culpa de su jefe...tantos años de editora de la revista y mira. - el brillo de sus ojos se fue apagando progresivamente. 

- Pues sí, pero mira Vic. Ya por lo menos son más hombres y niños los que os dais cuenta de lo injusto que es el mundo...y seguro que tendremos nuevas amistades que piensen lo mismo. - Sara abrazó a su hermano con ternura. 

- Y cada vez más mujeres y niñas que se hacen más fuertes. Mira mamá, y las abuelas, y la prima Celia cuando nos mandó el vídeo de la manifestación en Polonia, ahí estaba ella. - un pequeño halo de ilusión y esperanza recorrió las mejillas del niño.  

- ¡Pues ya verás cuando se lo contemos a nuestros compis y a nuestro maestro o maestra, seguro que lo van a flipar! - exclamó Sara entusiasmada - Ahora sí que no puedo dormir...tengo unas ganas de cambiar el mundo...

Los hermanos se miraron y sonrieron. Quizás el mudarse de pueblo y la ilusión por conocer y descubrir, sería el aliciente perfecto para ir contagiando a las personas que los rodearían de aquí en adelante. La ilusión de crear un mundo seguro, accesible y mejor para todas las personas.